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lunes, 25 de julio de 2016

EN LA SELVA NEGRA, EL MEJOR LUGAR DE ALEMANIA


Mi cuaderno de viaje y algunas de las cosas que me impactaron


En verano, Alemania nos muestra su mejor cara. En la Selva Negra, el invierno es cerrado, frío y hemos de buscar el calor de la lumbre en el interior de las casas . El verano, en cambio, es sorprendente; la nieve del invierno deja paso a un sinfín de cursos de agua limpia que refrescan unos campos verdes como las esmeraldas. 


Castillo de Schenkenburg, diciembre 2015.

La vegetación parece no acabarse nunca, pero en ocasiones es interrumpida por serrerías y sus pilas de troncos, por castillos, por viejas esclusas en las que los balseros preparaban uno de los viajes más temerarios que el hombre ha hecho nunca a través del continente y, sobre todo, por una arquitectura típica, que en Schiltach y Gutach encuentra sus máxima expresión.
Plaza principal de Schiltach y su Ayuntamiento. diciembre 2015.





Debido a mi sangre gaditana, tiendo a comparar todo lo que veo con mi lugar de origen. Me cuesta, no obstante, comparar a Schiltach con alguno de los pueblos de la sierra de Cádiz, aunque tiene toques de cada uno de ellos: gente buena, jóvenes que tienen ganas de trabajar y de vivir, casas bellisimas, confort, unas cuestas que se las traen y una comida buena buena buena.
En este pueblo, los edificios protagonistas son su mesón, el edificio del Ayuntamiento y su vieja farmacia. También podemos satisfacer nuestras necesidades culturales-culinarias-espirituales.







Los amantes de los animales no deben olvidar preguntar por el Bärenpark, donde se acogen a osos que han tenido una vida dura y también a algunos lobos; aquí podemos dibujar a los animales vivos y coleando.

Si vamos a uno de los mejores lugares de comida casera -el Schwenkenhof-, veremos otro de los animales típicos de la selva negra, el urogallo o Auerhahn, este pobre estaba disecado. 
Ya en el cercano pueblo de Gutach, podemos visitar el Freilichtmuseum Vogtsbauernhof, donde se han reunido granjas, casas rurales, capillas y espacios de trabajo típicos de la Selva Negra. Algunos de estos edificios datan del siglo XVII.


Gutach es conocido, entre otras cosas, por ser una de las cunas de los típicos sombreros de pompones o Bollenhut; las bolas rojas indicaban que su portadora era aún una mocita casadera. 
Aquí descubrí que los molinos de la zona tenían un elemento muy peculiar, los Kleiekotzer o vomitadores de salvado; por ellos salía la cáscara del grano molido. Tras tres duras jornadas de comer y beber, de beber y comer, yo me sentía casi como una de estas máscaras vomitadoras... pero volveré -y a Cádiz también-.
Kleiekotzer



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